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LA SOLEDAD DE FELIPE CALDERON

Por Ezequiel Castañeda Nevárez



Aunque es hasta el último año del período sexenal del Presidente de la República, cuando este se va quedando solo, porque su poder ha menguado por el paso del tiempo y por la cercana conclusión de su mandato, lo que hace, por cierto, que todos sus colaboradores y hasta sus más cercanos amigos vayan buscando mejor ubicación, en el caso del Presidente Felipe Calderón esta soledad se ha presentado inexplicablemente tres años antes, justamente cuando debería estar en la cúspide del poder, quedando ahora en una posición buscada por el propio titular del ejecutivo federal voluntariamente, nadie sabe la razón.


E presidencialismo que ha vivido nuestro país, hasta ahora, había concedido al titular del ejecutivo federal poderes absolutos, omnímodos, mucho más allá de los establecidos en sus facultades constitucionales; el Presidente era todopoderoso, hasta que llegaron los panistas a Los Pinos. Vicente Fox, ese locuaz ranchero que llegó al cargo con un impresionante capital político que millones de electores le otorgaron, desde el primer minuto de su mandato, derrochó el bono concedido por los mexicanos en puras ocurrencias, dislates, desatinos y los más insospechados absurdos e imprudencias. Ahora sabemos que porque no andaba muy bien su salud mental, mas lo que le abonó su vocera, pareja y esposa. Puras pérdidas, pues. Felipe Calderón, con su estilo personal para el ejercicio del poder, fue forjando él mismo día a día el aislamiento presidencial de manera muy adelantada e imprudente.


Los resultados que obtuvo en el reciente proceso electoral Calderón le han alejado de los amigos al prescindir de los servicios de ese muchacho pendenciero al que impuso en el Comité Ejecutivo Nacional del PAN. Con la salida de German, el Presidente pierde la cercanía del amigo, porque lo menos que puede hacer ahora es enviarlo de embajador a Honduras.


El Presidente Calderón también se ha quedado sin el Congreso de la Unión, porque no tenía la simpatía total del senado de la república y ahora, a la mayoría de los diputados recién electos los agravió fuertemente. ¿Qué va a hacer ahora el Presidente ante su nueva realidad política? Poco se ve que pueda hacer; y todo por jugársela en una estrategia tonta impuesta por el nuevo mexicano Antonio Solá, tipo que no ha dado una en otros países en donde ha sido contratado para operar la guerra sucia en los procesos electorales. Puso a pelear al Presidente con todos, en un proceso que no era para que el Presidente se involucrara y mucho menos apostando todas las canicas, porque el resultado era anunciado: la soledad anticipada.


Pero también se quedó Felipe calderón sin partido político, porque los resultados obtenidos humillaron a toda la clase política panista, al grado que la cúpula, la nomenklatura de este partido, le ha formulado al Presidente una respetuosa pero firme petición: que ya no se meta en los asuntos internos de este partido, por favor.


Ahora, en condiciones desfavorables, con una debilidad anticipada, con una difícil percepción de vacío, reacciona el Presidente un poco tarde, para convocar a todas las fuerzas políticas al diálogo, a los consensos, a los acuerdos pero, la respuesta de la oposición ha sido respetuosa pero firme: no al cogobierno, le respondieron los priistas, cumplirán con su responsabilidad con é, sin él o a pesar de él.


Ahora ha quedado claro que un estadista no debe tomar decisiones apresuradas ni producto de sus emociones ¡Que diferencia con el caso de Fidel Herrera en Veracruz con resultados diferentes! Ya se vio que los mexicanos no queremos políticos pendencieros porque estamos urgidos de verdaderos estadistas. Infortunadamente para Calderón no hubo buena respuesta al llamado del PAN cuando en la primera parte de su slogan principal de campaña insistía: “No dejes solo al Presidente….” Ahora, está más solo que nunca. Dura cuestión esa.









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