¿CUÁNTO VALE UN VERACRUZANO?
Por Ezequiel Castañeda Nevárez.
La opinión generalizada acerca de la política no resulta nada favorable para esta noble actividad que es, o que más bien debería ser, el trabajo superior del hombre, la concentración de los más puros valores humanos, el terreno idóneo para que concurran la ética, la moral, la honradez, la solidaridad, la entrega incondicional y otras prendas más que necesariamente deben incluir la capacidad profesional y un alto sentido del deber. Lamentablemente muchos políticos han degradado tanto el oficio que casi resulta una afrenta el ser considerado político profesional. Originalmente se atribuyó a los integrantes del PRI todas esas prácticas tan contrarias a los propósitos naturales de la política al grado de que el sinónimo principal de esta ha sido por mucho tiempo la corrupción.
El tiempo y el acceso de otros partidos al poder público nos han demostrado que esa suciedad en la política no es privativa de un solo partido y que quienes han ido llegando a las oportunidades de gobierno han hecho ruborizarse a sus antecesores en materia de degradación de la política. Las prácticas actuales se suman a las anteriores corregidas y aumentadas. El ejercicio del poder con sentido patrimonialista, el utilizar el gasto público y los programas de gobierno buscando la rentabilidad política, el utilizar los colores distintivos de un partido en todos los actos de gobierno y aun en los edificios públicos y en los escudos y en todo lugar posible, la incorporación a la nómina gubernamental de la parentela, novias y amistades de los políticos más influyentes del partido en el poder, la realización de negocios aparentemente lícitos para beneficiar a los “apoyadores” de las campañas políticas, el efectuar acciones financieras previsoras para proyectos políticos futuros, mejor conocidos como “hacer el cochinito”, la entrega metódica y estratégica de despensas, cobijas, láminas y otros enseres y beneficios condicionado esta al apoyo a un partido, todo esto, resulta ser práctica común de la lucha política actual, como si todos los líderes partidistas se hubiesen apropiado del manual político del antiguo PRI al que tanto criticaron para añadirle su propia aportación.
Toda esta basura política parece ser parte del escenario actual porque la lucha política más bien se trata de una continua guerra sucia en la cual interviene lo más degradante de la naturaleza humana. Es signo de los tiempos y por eso hasta resulta parte de la normalidad.
Lo que nos faltaba por ver sobre el tema nos lo muestra orgullosamente el Partido Acción Nacional en un hermoso documento que conforma el “Manual para comprar a un Veracruzano” para ser utilizado en el operativo denominado “Manzana Azul”, el cual ordena “cooptar, comprar o convencer” a Jefes de Manzana de los municipios gobernados por el PAN para que trabajen por la causa panista, o mejor dicho, para que se sumen a la guerra sucia. Como quien dice, se trata de una convocatoria para reclutar mercenarios de la política.
Es cierto que resulta válido para cualquier Partido Político realizar actos de proselitismo entre sus potenciales simpatizantes o posibles votantes, mucho más cuando los tiempos políticos están a la vuelta de la esquina, en eso consiste la labor de los partidos propiamente y para eso reciben impresionantes cantidades del dinero de nuestros impuestos. Lo que no se vale, es que estos recursos pagados por todos los veracruzanos sean destinados a actos tan inmorales como el aprovecharse de la situación de necesidad de los ciudadanos para corromperlos empujándolos a la inmoralidad, que por cierto no termina con el contrato de corrupción como el que plantea la estrategia panista de “comprar” a los veracruzanos, porque la corrupción es un virus incansable y altamente contagioso.
La estrategia planteada por el PAN no para en la “compra” de veracruzanos para convertirlos en activistas a su servicio sino que considera el ataque directo a aquellos que no simpatizan con el blanquiazul o a quienes se encuentren realizando trabajo político en otros partidos para “disuadirlos de su activismo político, cooptarlos o intimidarlos” Además, recomienda aplicar sus programas de gobierno centrándolos en los centros de población “en donde resulta más fácil manipular a la población y orientar su voto” lo cual, además, es ofensivo.
La doble moral con la que se mueve el PAN desde su formación es cada vez más evidente y su desprecio por las clases sociales más desprotegidas queda acreditada al pretender que cada veracruzano, por su condición de pobreza o de necesidad, tiene un precio fácil de cubrir con dinero del erario a través de la inmoralidad de juguetear con su necesidad o aprovechándose de su ignorancia. El robo de candidatos, de elecciones y de dinero público no es suficiente ya, ahora, la tarea concreta es corromper a la sociedad para mantener el poder y sus privilegios cueste lo que cueste cada ciudadano. A los veracruzanos nos corresponde valorar con justicia y decidir con responsabilidad en su momento. Esa es la cuestión. (eze_cas@hotmail.com)