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¿POR QUIENES VAMOS A VOTAR?

Por Ezequiel Castañeda Nevárez


Ya en ruta el proceso electoral, para la renovación de los 500 Diputados federales que integran el Congreso de la Unión, una vez concluida en los partidos políticos registrados su selección interna y la obligada “operación cicatriz”, en caso de que la haya, la cuestión se centrará en saber hacia dónde se inclinará la votación mayoritaria el próximo 5 de julio y cual será la oferta política de los partidos y de sus candidatos, durante una jornada proselitista que tendrá que desarrollarse en medio de un escenario inédito de crisis financiera internacional, de incertidumbre globalizada, de empobrecimiento general; de notable crecimiento del narcotráfico y la delincuencia y, por si no fuera esto suficiente, en el caso de nuestra entidad, la próxima elección, tendrá especial connotación ante la proximidad de la conclusión del gobierno de Fidel Herrera Beltrán, porque se piensa que lo que ocurra en los 21 distritos electorales veracruzanos, habrá de influir en la sucesión de Fidel y en su futuro político; ingredientes que se añaden a la lucha electoral que acompaña a este proceso.


Cierto es que de la selección de buenos candidatos, de su formación y antecedentes personales, dependerá, en gran parte, lo que decidan los electores veracruzanos, más que de su desempeño en campaña, aunque también este será relevante; tal vez por eso el Presidente estatal del PRI considera que añadiendo al expediente de registro de cada candidato constancia de que no es drogadicto ni alcohólico y que no tiene cuentas pendientes en la PGR, se eliminarán sospechas y los electores calificarán satisfactoriamente a sus candidatos. Por su parte, el ex alcalde de Veracruz, Francisco Ávila Camberos, recomienda una profilaxis política integral en su partido al recomendar la expulsión de aquellos panistas que han abusado del poder, que han utilizado recursos públicos para promoverse y al PAN para enriquecerse, con fortunas inexplicables y sobrenaturales. Del PRD, Convergencia y PT ni hablar, la prioridad será el abordaje y el cachar inconformes para hacerlos sus candidatos.


Lo que algunos políticos no han considerado es que, lo que moverá la conciencia de los electores, además de los factores de peso como la actuación del Presidente Felipe Calderón en el manejo de la crisis y el empleo, y del gobernador Fidel Herrera durante el cuatrienio transcurrido, será, sobre todo, el lastre que acompañe a cada campañista, sus cuentas pendientes, su honestidad personal, su historia privada, su imagen pública y su compromiso social, acreditado en los cargos que haya tenido o en su paso por la vida, más que los chismes y sambenitos que le endilguen a causa de la lucha política durante la precampaña o en el proceso, por lo que poco debería importarles el lodo, ofensas y diatribas que surjan y aplicarse totalmente en una campaña a ras de tierra, casa por casa, grupo por grupo, mirando de frente a la gente, sin cuentos, sin fantasías ni frivolidades que no resuelven la problemática actual; sin que prostituyan la política con despensas ni láminas, ni con apoyos provenientes de Programas de combate a la pobreza como los de Oportunidades y 70 y más, que ofenden la dignidad de los votantes al aprovechar su condición de marginalidad cambiándoles votos por promesas y por comida. En suma, los candidatos a Diputados de todos los partidos deben dignificar como nunca antes la política como instrumento necesario para resolver los problemas derivados de esta crisis, que ya empieza a lastimar con fuerza a los más necesitados, razón por la cual no se debe agregar la carga con candidatos timoratos, belicosos, incapaces o despistados, que pueden enrarecer el ambiente político y crear turbulencia en donde debe haber civilidad y política, mucha política. Por sus antecedentes los conoceremos y por su actuación, habremos de votar por ellos. Esa es la cuestión.







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