NO TOLERO LA INTOLERANCIA.
Por Ezequiel Castañeda Nevárez.
Nos llaman intolerantes a quienes no tenemos la voluntad o la habilidad para tolerar algo o a alguien. Lo mismo va para quienes tienen una actitud irrespetuosa sobre opiniones o actitudes diferentes a su personal forma de entender o de hacer las cosas, como es mi caso, que no tolero a los intolerantes.
Lamentablemente la discriminación hacia personas o hacia grupos que no coinciden con nuestros puntos de vista o con nuestras costumbres es muy frecuente en la sociedad actual, más que en épocas pasadas; por varias razones: la principal de estas, es que con el paso del tiempo la maldad se ha multiplicado y la bondad se ha resfriado, por eso los intolerantes saltan por todos lados y quienes no soportamos a los intolerantes también hacemos nuestra espectacular aparición.
Los intolerantes me han hecho no tolerarlos porque muchos de ellos nos hacen padecer a todos los ciudadanos desde temprana hora del día, más de alguno con cinco repeticiones de su claxon en esa hora pico de entrada de los chamacos a la escuela; los encontramos en el trayecto al centro de trabajo y durante todo el día, siempre manifestando su intolerancia, bien por la enorme fila de autos, por el encendido verde del semáforo, por los transeúntes que se atraviesan o por el avance del reloj, el pretexto es lo de menos. Lo mismo advertimos en las noticias matutinas, porque siempre hay quien se queje de la economía, de la inseguridad, del gobierno, de Hugo Sánchez, de la derrota del peje, del calor, de la contaminación, del gobierno, de las virolas, del cochinero del PRD, de la privatización de PEMEX, del América; en fin, de todo lo que posibilite la queja y la intolerancia hacia algo o hacia alguien.
Pues resulta que el pasado siete de marzo, allá en Querétaro, un grupo de jovenzuelos, autodenominados “Emos” - llamados así por aquello de que lo que les caracteriza es la expresión de las emociones- fueron agredidos por otros grupos de adolescentes intolerantes que no simpatizan con ellos porque los “Emos” quieren pasar desapercibidos, pero a la vez odian ser ignorados y discriminados y esta ideología molesta a los grupos de intolerantes, porque a ellos les parece esto toda una contradicción. El reprobable acto fue detonante para que sucediera lo mismo en Durango, Guerrero, puebla, el DF y en otras entidades, lo que hizo famosos a los “Emos” de todo el país.
Al parecer, los “Emos” también odian odiar, porque lo suyo es el ser víctimas, la melancolía, la tristeza, la infelicidad, la depresión, pero la friega que les pusieron los “darketos”, “punketos”, “metaleros”, “skatos”, “góticos” y “rokeros” los pasaron al bando de los intolerantes, porque ahora tampoco ellos toleran a los que a su vez no los toleran a ellos, así que ya tenemos más intolerantes en la lista. Ahora estos chavitos no saben si deben dejar de odiar lo que siempre habían odiado o seguir como antes de la agresión, cuando aun detestaban odiar, así que han incorporado todo esto a su ideología porque esto justifica mucho más su depresión.
Aunque los ahora famosos “Emos” buscan fortalecer una apariencia débil y dramática como signo distintivo del grupo, con la agresión sufrida les salió lo respondón y se pusieron roñosos, con justificada razón, porque una cosa es que ellos se autodestruyan un poco, sin hacerse mayor daño y otra cosa es que otros pelafustanes, ajenos a su grupo, se los frieguen y los hagan sufrir de verdad. Eso no se vale.
Aunque los “Emos” buscan ocultar su identidad con un mechón de su cabello tapando media cara, salieron del anonimato con la refriega que les propinaron sus congéneres de los otros grupos urbanos, lo cual debería entusiasmarles de alguna manera porque los hicieron verdaderas víctimas nacionales, pero no es así, lo cierto es que más bien les molesta y abochorna el hecho; por eso, algunos de los integrantes de este grupo urbano de la sociedad actual, prefieren cortarse con navajas la piel para sentir el dolor físico, auto flagelarse y sentir que están vivos gracias a ese dolor porque de esta manera han encontrado que pueden protestar en contra de los que protestan por su existencia. Y protestarán porque creen que no se vale que otros protesten de esa manera por el solo hecho de que ellos protesten de manera diferente a la de los demás. En fin, cosas de la contracultura juvenil que a todo le encuentran los jóvenes de todo el mundo.
Si estos ahora más famosos “Emos” vienen siendo hijos de los “Cholos” o de los “Punks” de los 90’s, nietos de de los “hipies” de los 70’s y bisnietos de los “pachucos” de los 50’s ya podemos imaginar cual puede ser el grupo colectivo del año 2020’s: los “Cholhipipunkemos”, cuya característica pudiera ser la afición a la lectura política para molestarse a si mismos y para fregar a los demás. Con solo imaginar esto queda más que justificada nuestra intolerancia hacia los intolerantes. Hasta dónde “Emos llegado” y hasta dónde “habrEmos” de llegar. Esa es la cuestión. (
eze_cas@hotmail.com)