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LAS CARTAS PARA FELIPE CALDERÓN

Por Ezequiel Castañeda Nevárez


De veras que no entendemos, algunos aficionados a la lectura política, por más que nos esforzamos para comprender la actitud y las intenciones del Presidente de la República y de sus colaboradores en el ejercicio de la función pública o del poder, ante un escenario notoriamente adverso, como el que afecta actualmente al titular del ejecutivo federal, sobre todo, tras la derrota electoral de su partido. Lo menos que uno se imagina es que un político de mediano nivel cuenta con los elementos suficientes para alejar errores o para administrar los daños que sus decisiones o factores ajenos le causan, con mayor razón si se trata del mismo Presidente de nuestro país.


Los resultados del pasado proceso electoral dejaron a Felipe Calderón y al PAN en una devaluación política que no es recomendable para ningún instituto político ni mucho menos para el Presidente de la República. La derrota del PAN obedece a muchas razones que el Presidente y su partido deberían evaluar y atender con la mayor prontitud posible porque en ello van muchos mensajes que parte importante de los ciudadanos con credencial del IFE le enviaron. El incremento del desempleo en México, el manejo de la economía, la reacción del gobierno ante la crisis financiera mundial, el manejo de programas asistenciales, la epidemia de la influenza, la basura electoral del PAN, la estrategia en el combate al crimen organizado y muchos rubros más, fueron calificados por los electores y por medio de su voto le indicaron al Presidente de la República que no están de acuerdo con estas políticas públicas, con el propósito de que estas sean revaloradas y, en su caso, corregidas.


Lo menos que los electores podían esperar de Felipe Calderón es el acuse de recibo correspondiente, porque todo lo que haga o deje de hacer el Presidente nos afecta a todos en este país. Pero parece que la misiva electoral enviada no llegó al domicilio del destinatario, o no se le prestó la menor atención, porque vemos que este hace exactamente lo contrario de lo que se esperaría que hiciera. La necedad mostrada al tratar de imponer a otro amigo cercano en la presidencia del PAN, peleando con el panismo tradicional, la inusual y desconcertante amenaza o reto del Secretario de Gobernación a la delincuencia organizada, la aparente intención de trasladar la refinería destinada a Hidalgo hacia Guanajuato y otras acciones de gobierno, indican que la lección no fue aprendida y que no habrá variación en la actitud presidencial en lo que resta del sexenio.


La carta que el desaparecido Carlos Castillo Peraza envió a su entonces sucesor en la Presidencia del PAN, Felipe Calderón, recientemente dada a conocer, nos explica de alguna manera que este no hace mucho caso de los mensajes que se le envían o que de plano no abre su correspondencia. En la misiva referida, escrita en 1996, el líder panista saliente aconsejaba al entrante que debía este confiar en su equipo, porque de no ser así: “te ahogará el trabajo. Y sabrás todo, pero no presidirás. Y tendrás a tu gente en el temor, en la disciplina, pero no en el entusiasmo ni en la creatividad”. Corre el riesgo de confiar, le recomendaba el viejo político a su joven discípulo. Nada de eso atendió en ese entonces Calderón ni parece que corregirá ahora su actitud y que a todos los errores que Castillo Peraza percibió en el joven Calderón persisten, pero ahora habría que agregarle al temor, a la falta de entusiasmo y de creatividad, la incertidumbre porque es lo que se percibe en todo el territorio por la actitud presidencial que, como se lo advirtieron, no preside ni entiende razones y nadie sabe a qué se debe. Esa es la cuestión.











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EL ÉXITO ELECTORAL DEL PRI

Por Ezequiel Castañeda Nevárez



No han faltado los priístas emotivos que insisten en celebrar ruidosamente la victoria del PRI en el pasado proceso electoral, al obtener este la mayor parte de los escaños del Palacio Legislativo de San Lázaro, atribuyendo el resultado a méritos propios de los candidatos o a la capacidad de operación de su partido, sin considerar la participación que tuvieron en los resultados obtenidos los adversarios; en el caso del Partido Acción Nacional, su aun dirigente nacional, Germán Martínez y el propio Presidente Felipe Calderón, y sin considerar tampoco la aportación que en muchos de los casos tuvieron los gobernadores de los estados ni otros factores que inciden generalmente en los resultados electorales federales. El sustento que impulsa esta pretensión viene de aquella sentencia filosófica que afirma que hay tiempo de tronar los cuetes y tiempo de recoger las varas, para que se entienda que en la adversidad, hay que recoger las varas con dignidad y en el triunfo, tronar los cuetes con notorio júbilo y, si en procesos pasados se obtuvieron resultados adversos, en esta ocasión, justificada estaría la celebración.


Aunque en Veracruz existen verdaderas razones para establecer que el resultado obtenido obedeció a una estrategia bien definida, concordante con las líneas trazadas por la dirigencia nacional, pero con una clara y precisada orientación local, el gobernador Fidel Herrera Beltrán ha puntualizado que, si bien es cierto que la lucha no fue fácil y que hubo que sobrevivir a todas las campañas de lodo, aún habiéndose posicionado su partido, el PRI, como la primera fuerza política nacional, se debe evitar una actitud triunfalista y que más bien, este es el momento de entregar mejores resultados a la ciudadanía que confió en los candidatos del tricolor, trabajando con mayor firmeza y ofreciendo mejores resultados en la gestión pública. En pocas palabras, el gobernador veracruzano advierte a sus correligionarios: no permitas que el éxito te llegue a la cabeza y el fracaso al corazón, porque se alcanza el éxito cuando se convierte cada paso en una meta y cada meta en un paso. O sea, que con el triunfo electoral solo se ha dado un paso más en el proyecto de dar mejores resultados a los gobernados, para seguir contando con su confianza y su aprobación. Por si no se había entendido, Fidel Herrera recordó el consejo político del ideólogo tuxpeño Jesús Reyes Heroles, quien decía que las luchas fáciles no son luchas –son trampas mortales para quienes creen que la política es una vía sencilla- necesitamos, afirmó con Reyes Heroles el gobernador, menos triunfalismo y más responsabilidad para trabajar con seriedad ante la nación. Habría que añadirle que al vencer sin obstáculos, se triunfa sin gloria.


Ante justificadas emociones de quienes obtuvieron la mayoría de votos en sus distritos o para sus candidatos, debe imponerse la actitud mesurada del gobernante veracruzano para interpretar el mensaje que los ciudadanos dejaron en las urnas electorales a todos los partidos políticos y preparar nuevas actitudes ante nuevos escenarios políticos que muy pronto habrán de presentarse en la entidad, para evitar esos descalabros electorales que están afectando a otros partidos políticos y que no tienen por qué presentarse en el PRI de Veracruz. Esa es la cuestión














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LA SOLEDAD DE FELIPE CALDERON

Por Ezequiel Castañeda Nevárez



Aunque es hasta el último año del período sexenal del Presidente de la República, cuando este se va quedando solo, porque su poder ha menguado por el paso del tiempo y por la cercana conclusión de su mandato, lo que hace, por cierto, que todos sus colaboradores y hasta sus más cercanos amigos vayan buscando mejor ubicación, en el caso del Presidente Felipe Calderón esta soledad se ha presentado inexplicablemente tres años antes, justamente cuando debería estar en la cúspide del poder, quedando ahora en una posición buscada por el propio titular del ejecutivo federal voluntariamente, nadie sabe la razón.


E presidencialismo que ha vivido nuestro país, hasta ahora, había concedido al titular del ejecutivo federal poderes absolutos, omnímodos, mucho más allá de los establecidos en sus facultades constitucionales; el Presidente era todopoderoso, hasta que llegaron los panistas a Los Pinos. Vicente Fox, ese locuaz ranchero que llegó al cargo con un impresionante capital político que millones de electores le otorgaron, desde el primer minuto de su mandato, derrochó el bono concedido por los mexicanos en puras ocurrencias, dislates, desatinos y los más insospechados absurdos e imprudencias. Ahora sabemos que porque no andaba muy bien su salud mental, mas lo que le abonó su vocera, pareja y esposa. Puras pérdidas, pues. Felipe Calderón, con su estilo personal para el ejercicio del poder, fue forjando él mismo día a día el aislamiento presidencial de manera muy adelantada e imprudente.


Los resultados que obtuvo en el reciente proceso electoral Calderón le han alejado de los amigos al prescindir de los servicios de ese muchacho pendenciero al que impuso en el Comité Ejecutivo Nacional del PAN. Con la salida de German, el Presidente pierde la cercanía del amigo, porque lo menos que puede hacer ahora es enviarlo de embajador a Honduras.


El Presidente Calderón también se ha quedado sin el Congreso de la Unión, porque no tenía la simpatía total del senado de la república y ahora, a la mayoría de los diputados recién electos los agravió fuertemente. ¿Qué va a hacer ahora el Presidente ante su nueva realidad política? Poco se ve que pueda hacer; y todo por jugársela en una estrategia tonta impuesta por el nuevo mexicano Antonio Solá, tipo que no ha dado una en otros países en donde ha sido contratado para operar la guerra sucia en los procesos electorales. Puso a pelear al Presidente con todos, en un proceso que no era para que el Presidente se involucrara y mucho menos apostando todas las canicas, porque el resultado era anunciado: la soledad anticipada.


Pero también se quedó Felipe calderón sin partido político, porque los resultados obtenidos humillaron a toda la clase política panista, al grado que la cúpula, la nomenklatura de este partido, le ha formulado al Presidente una respetuosa pero firme petición: que ya no se meta en los asuntos internos de este partido, por favor.


Ahora, en condiciones desfavorables, con una debilidad anticipada, con una difícil percepción de vacío, reacciona el Presidente un poco tarde, para convocar a todas las fuerzas políticas al diálogo, a los consensos, a los acuerdos pero, la respuesta de la oposición ha sido respetuosa pero firme: no al cogobierno, le respondieron los priistas, cumplirán con su responsabilidad con é, sin él o a pesar de él.


Ahora ha quedado claro que un estadista no debe tomar decisiones apresuradas ni producto de sus emociones ¡Que diferencia con el caso de Fidel Herrera en Veracruz con resultados diferentes! Ya se vio que los mexicanos no queremos políticos pendencieros porque estamos urgidos de verdaderos estadistas. Infortunadamente para Calderón no hubo buena respuesta al llamado del PAN cuando en la primera parte de su slogan principal de campaña insistía: “No dejes solo al Presidente….” Ahora, está más solo que nunca. Dura cuestión esa.









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