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JUSTICIA A LOS INDÍGENAS.
Por Ezequiel Castañeda Nevárez.



Son históricamente los indígenas desde siempre sinónimo de pobreza y de marginación en el país, al grado que ellos mismos se afrentan al pertenecer a alguna etnia negando en muchas de las veces formar parte de estos núcleos sociales porque al ser identificados como indígenas el resto de los sectores de la población les ven con cierto desdén y menosprecio porque está visto que estos son los pobres de los pobres y su ubicación en la escala social es hasta mero abajo; por lo mismo, estos conciudadanos viven en la más espantosa de las miserias económicas y al margen de los beneficios del desarrollo social enfrentando cotidianamente desventuras, ignorancia, ofensas, desprecios y todo tipo de desdichas precisamente por su condición de pobreza y de alta vulnerabilidad ante la indiferencia de la sociedad en su conjunto y de sus gobiernos. Y como las desgracias jamás vienen solas, se les suma en algunas ocasiones el activismo político de líderes mesiánicos o de grupos radicales que se asumen como sus defensores pero que jamás resuelven sus problemas.

Por si no fuera suficiente lo anterior, frecuentemente estos grupos marginados también tienen que enfrentar procesos penales por delitos que jamás cometieron o el suplicio de la privación de su libertad porque no tuvieron una buena defensa jurídica al ser señalados como probables responsables de algún delito o simplemente porque no tuvieron dinero porque son pobres e ignorantes.

Corresponde al gobierno en sus tres niveles atender esta problemática social a través de planes y programas diseñados a partir de la concepción de que ninguna acción de gobierno resulta ser adecuada si no se tiene en su aplicación un profundo sentido social tendente a lograr una sociedad igualitaria en cuanto a oportunidades de desarrollo y equitativa en cuanto a la obtención de los beneficios del mismo conformando una política social integral en donde se inscribe, entre otros rubros, la política criminal, que atiende no solo la acción sancionadora de las conductas ilícitas y la prevención del delito sino la corrección de errores sociales como indudablemente lo es la marginación y alta vulnerabilidad que enfrentan los indígenas del país y la privación de su libertad o el padecimiento de un proceso penal.

La iniciativa enviada al Congreso Estatal por Fidel Herrera fue finalmente aprobada por los Diputados Locales respetando la esencia del planteamiento inicial que es la búsqueda de la cohesión social veracruzana reduciendo la distancia de aquellos que se encuentran en atrasos culturales, sociales y económicos que les dificultan el acceso a los beneficios de la modernidad que el Ejecutivo Estatal pretende construir en lo que resta de su mandato, cuando lo mejor está por venir, por eso no quiere que estos grupos se queden al margen. Este acto de gobierno responde exactamente a las consideraciones anteriores y el cumplimiento de las obligaciones de gobierno.

Pero no solo se trata con l aplicación de la nueva Ley de sacar de los ceresos a los indígenas veracruzanos únicamente, aunque la Ley aprobada trata exclusivamente de eso. Se trata de brindarles a estos ciudadanos los apoyos necesarios para impulsar su desarrollo de manera integral, con su consentimiento desde luego, por eso, el mandatario veracruzano se entrevistó antes con don Luis H. Alvarez, titular de la Comisión para el Desarrollo de los pueblos Indígenas de la federación, quien por cierto atendió las peticiones de Fidel Herrera y destinó una fuerte cantidad que supera los 700 millones de pesos para aplicarse en las comunidades indígenas de Veracruz. El gobernante mostró al funcionario su iniciativa de amnistía a indígenas sentenciados y procesados y a los infractores menores de 18 años y acordaron incorporar a estos beneficiarios a diversos programas de apoyo con recursos federales y estatales por lo que a la vez instruyó al Servicio Estatal de Empleo, a la Dirección General de Prevención y Readaptación Social, entre otras dependencias estatales, fuertemente apoyadas por el DIF Estatal para atender de manera integral a los grupos beneficiados con la nueva Ley. Cabe mencionar que son 99 indígenas quienes podrían resultar beneficiados con su libertad y con el apoyo de programas productivos y de capacitación para el trabajo lo que habla de una política social muy definida que enaltece al mandatario y que merece el reconocimiento de los veracruzanos a este y a su señora esposa Rosa Borunda de Herrera.

Esta nueva Ley, impulsada por Fidel Herrera, se suma al pago de fianzas y a la preliberación de internos en readaptación y al programa normal de inversión pública a zonas indígenas dispuesto por el Gobernador, con lo cual se logra un avance en la atención de estos grupos vulnerables de la sociedad. Este programa piloto, único a nivel nacional habrá de impulsar la creación de talleres de artesanía, de carpintería y de manualidades diversas y el establecimiento de unidades de negocio que permitan ingresos a los beneficiarios y posibilidades de desarrollo personal que no tienen a esta fecha estas personas, lo que significa un parteaguas en la atención a los indígenas que tendrá amplias repercusiones en la sociedad en general y aportará al adeudo social que tenemos todos con los indígenas veracruzanos. Esa es la cuestión. (eze_cas@hotmail.com)

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MI ADORADA MADRE.


Por Ezequiel Castañeda Nevárez.




Si existen mil razones por las cuales no estaría yo jamás a favor del aborto, la principal de ellas es que cuando asistí a la fecundación del óvulo, mi hermano Jesús era un bebé de apenas dos meses de nacido y nuestra hermana mayor aún no cumplía sus dos primeros años de existencia, así que yo habría sido candidato idóneo para la interrupción. Para fortuna mía me tocó doña Chelo como madre y, además, eso sucedió hace cincuenta años, cuando la moral pública era otra y se consideraba el arribo de un hijo como una bendición para el hogar y el nacimiento era motivo de júbilo para toda la familia, como efectivamente lo fue para la pareja Castañeda Nevárez, que no tuvieron ninguna duda de que mi llegada al mundo habría de ser una gran bendición para ellos; lo que no sabían a ciencia cierta era en qué tiempo podría eso apreciarse con mayor claridad, porque por el momento lo único que veían muy claramente era a tres mocosos del mismo tamaño que gritábamos al unísono. Pero mis padres demostraron tener capacidad para eso y para mucho más, porque al cumplir diez años como papás ya tenían en brazos a Laura, que es la octava de la lista y como pilón pronto llegaría Claudia Eli, con quien clausuraron en definitiva la producción de nueve Castañedas.



Ya había sido advertido mi padre que la mujer con quien se unía en matrimonio no podría darle descendencia, porque le habían extraído un riñón tras sufrir un aparatoso accidente y no resultaba nada recomendable la maternidad en esas condiciones; seguramente esa fue la razón por la cual no completaron la docena de retoños.



Podría parecer hasta aquí una historia común, como existen muchas en nuestro país y en todo el mundo; sólo que, en nuestro caso, inesperadamente mi padre fue víctima de una penosa enfermedad que le acompañaría hasta el final de sus días, a la cual se le sumó el desempleo, también por un tiempo más o menos prolongado; esto hizo que fuera mi madre quien se hiciera cargo de la situación para proveer alimento a toda su extensa prole gracias a su experiencia como enfermera, inyectando a todo el barrio de la Fausto Vega.



Todas las madres del mundo vienen provistas de virtudes y capacidades sobrenaturales que las hacen salir adelante en cualquier circunstancia por trágica o compleja que parezca su situación, la razón obedece a que el equipamiento lo reciben directamente del creador. En el caso de doña Consuelo estoy seguro que le tocó doble ración de la gracia de Dios, porque estaba visto que la iba a necesitar con tanto chamaco y al tener que enfrentar durante décadas una situación económica sumamente difícil mas las complicaciones adicionales que trae consigo la falta de recursos; con todo, justo es reconocer que Dios nunca nos dejó de su mano y que todo el tiempo fue de mucho amor, de armonía familiar y de paz en medio de la tormenta, porque cuando más difícil parecía la situación más bonito sonaba la guitarra de mi padre y mucho mejor la hermosísima voz de mi madre.



Ante tales circunstancias de emergencia familiar, Doña Consuelo Nevárez, como primeras medidas, suspendió las garantías individuales, estableció el socialismo familiar como forma de gobierno, porque este era el que le permitía mejor control de la situación y decretó toque de queda a determinada hora con observancia obligatoria. Mi padre, jefe y eje central de la vida familiar, apoyó siempre a mi madre para que fuera ella quien encarnara al Estado y ejerciera a plenitud las facultades coercitivas de que disponía para hacer respetar las leyes vigentes y mantener el orden. En más de alguna ocasión inhibió la propiedad privada y nos decomisó algún bien para distribuirlo entre toda la población familiar, recordando la vigencia de la propiedad colectiva en el hogar y que todo provenía del mismo origen ya que la totalidad de la vestimenta de toda la prole era directamente confeccionada por las hábiles manos de mi adorada jefa. Aunque al tiempo mi padre obtuvo un modesto empleo y con eso pudo apoyar en algo la economía, mi madre jamás bajó el ritmo de su labor ni descuidó un solo segundo la orientación y disciplina de su novena de hijos a quienes instruyó en el temor de Dios, respeto a sus semejantes, amor a México, a las leyes y muchos valores más que a su vez aprendió de los abuelos en una perfecta coordinación y acuerdo con mi señor padre Don Porfirio Castañeda, hombre sabio, prudente y honesto, logrando hacer de sus hijos buenas personas y honorables ciudadanos; la única lamentable excepción, no imputable a errores paternos, como les consta a quienes me conocen, resulta ser quien esto escribe, oveja negra de la familia. Cosas que pasan en todas las familias desafortunadamente.



La celebración del día de las madres justifica la utilización del espacio para un asunto que pareciera totalmente privado, pero el de Consuelo Nevárez es el mejor ejemplo que conozco y que me consta de amor sublime y de entrega total al cuidado de su familia en condiciones totalmente desfavorables y que se intensificó cuando mi padre sufrió una embolia que le inmovilizó por casi tres años hasta que partió al encuentro con Dios; mi madre dispuso en todo ese tiempo de las 24 horas del día sin el menor descanso para atender con un gran amor a mi viejo, razón por la cual hoy en reconocimiento le rindo en este día mi mejor homenaje de amor, gratitud y veneración por su cariño y por sus cuidados; además, porque se que cada día que inicia en su vida lo hace pidiendo la protección de Dios para cada uno de sus hijos y de sus nietos, razón por la cual mi vida ha sido llena de bendición y de la protección que me dan sus oraciones. Se que aun cuando he compartido la vida con mis queridos hermanos ella me ha hecho sentir hijo único, amado y admirado y es por ella que ando confiado por la vida, porque se que todas las madres tienen vara alta en las alturas, pero que ella tiene consideraciones más que especiales que me alcanzan sin ser merecedor de ello. Por todo ello, doy gracias a Dios por la bendición de contar con mi adorada madre y deseo que sea eterna porque la necesito conmigo cada día, por eso bendigo a Dios por haber dispuesto a Doña Chelo para que fuera mi madre. Esa es la cuestión. (eze_cas@hotmail.com)








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SOMOS O NO SOMOS

Por Ezequiel Castañeda Nevárez.



No es la primera ocasión que el leído articulista Luis Bustos se refiere a la lealtad que debe caracterizar a todo servidor público, en primer lugar, hacia el cumplimiento de su deber como responsable de alguna tarea de gobierno y, por otra parte, hacia su jefe el Gobernador Fidel Herrera Beltrán. La justificada molestia de Bustos se da por el hecho de que son ya muchas las veces en que se impone la pronta intervención de los colaboradores del titular del Ejecutivo cuando sus detractores, que todo político tiene en mayor o en menor medida, enderezan sus críticas al gobernador; generalmente sin la menor justificación. Ante estas embestidas quienes deberían acudir inmediatamente a la línea de ataque, con una que otra excepción como el Secretario General de Gobierno Reynaldo Escobar, parece que a los demás colaboradores de primer nivel de la administración fidelista les preocupa más el cuidar su imagen personal que proteger los intereses de su jefe político.


Considerando lo anterior, es grato saber que existe un grupo de servidores públicos que sienten el compromiso con el Gobernador los cuales han decidido organizarse bajo el lema: “O somos, o no somos” que es una definición política y personal bajo la cual están más que dispuestos a ponerse la camisa y salir al frente cuantas veces sea necesario en apoyo de su amigo Fidel. Este grupo, que cada vez es más numeroso, conformado principalmente por servidores públicos muy modestos, ha considerado que es hora que la sociedad veracruzana reconozca el trabajo incansable que realiza Fidel cada día pero, ante todo, ven la posibilidad de que por falta de trabajo político se diluya el impacto favorable que tiene hasta ahora el trabajo del gobernante y que esto provoque que en la segunda mitad de su administración tenga un congreso opositor, porque esto significaría que para Fidel no tenga el mismo sentido el desbaratarse materialmente desde las primeras horas de la madrugada hasta altas horas de la noche en acciones de gobierno que le han llevado a hacer en menos de tres años lo que un gobernante común haría en cinco años. La oposición sistemática de los diputados locales podría llevar al Ejecutivo a disminuir la intensidad de su labor y con ello afectar la mejor parte del gobierno actual, que ha anunciado con optimismo que lo mejor está por venir.



Bajo la consideración del “Somos o no somos” abiertamente, el grupo se encuentra delineando ya las estrategias para desarrollar un trabajo político eficaz para apoyar la política fidelista en los momentos estelares que se avecinan; eso sí, cuidando no quebrantar la ley ni caer en las bajas acciones que ya ha implementado el panismo como el programa “Manzana Azul, que considera la compra de veracruzanos para que sean activistas contra el gobernador y su partido político, para presionarlo y para crear disturbios el día de la elección y culpar de ello al PRI. No, no se trata de eso, solo difundir, entre otras actividades, la ardua labor de Fidel Herrera al frente del gobierno estatal y destacar los beneficios de su administración en todo el territorio veracruzano, porque consta a cualquier paisano que Fidel se ha hecho presente en toda la entidad y que invariablemente asiste para apresurar los programas de gobierno, especialmente cuando se trata de aquellos que benefician a las clases vulnerables de la sociedad.


Somos o no somos es una definición que deberían encabezar los principales mandos del equipo de trabajo de Fidel Herrera porque al no hacerlo evidencian su falta de compromiso y de lealtad, que deben ser las principales prendas de distinción de los buenos servidores públicos. Ser o no ser, esa es la cuestión. (eze_cas@hotmail.com)











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